Un saludo es el primer contacto que tenemos con los demás, ya sea al coincidir con alguien o al comienzo de cualquier actividad colectiva. El saludo implica varias cosas. La presentación muestra la imagen que damos de nosotros mismos, la que va a permanecer en el espíritu de quien encontramos y que, en general, marca el rumbo de la relación. El saludo implica respeto y una oferta de colaboración al empezar ese contacto y agradecimiento al finalizarlo.
Ha de ser sincero y correcto.
El saludo de judo es al mismo tiempo una señal de identidad, de compartir una idea común.
Por eso debemos conocer su forma exacta.
Tenemos dos tipos de saludo. Uno más formal, más protocolario, reservado para ocasiones especiales como el inicio de una clase o el comienzo de un Kata.

La postura para este saludo es la de sentado en los talones.
La posición ha de ser cómoda, lo que viene dado por la costumbre o el hábito de la misma. La espalda está recta, los dedos de los pies extendidos y ligeramente cruzados unos sobre otros, el cuerpo levemente insertado entre los talones y las rodillas separadas. Las manos se colocan en la parte superior de los muslos y la vista se dirige a la persona a la que vamos a saludar. Los brazos, relajados, con los codos pegados suavemente al el torso. Para saludar las manos se deslizan por las piernas hasta el suelo, formando un ángulo recto, al tiempo que se inclina el cuerpo sin levantar las caderas. Tras unos segundos de inclinación se vuelve por el mismo camino y se recupera la postura.
Esto se llama ZA REI y la postura se llama SEIZA.

No obstante, el saludo de pie tiene también su forma específica y simboliza igualmente respeto, amistad, agradecimiento, invitación a practicar o despedida.
Por eso la corrección en su ejecución es imprescindible. La actitud del judoka que saluda ha de ser amable pero firme, el cuerpo recto y los pies juntos, en señal de paz, no adoptando la posición de pies separados que indica estar preparado para el ataque o la defensa. Las manos, a lo largo del cuerpo, a los lados de los muslos, pasan delante de estos, bajan casi hasta las rodillas mientras el tronco se inclina en un ángulo de unos 30 grados. Esta inclinación se mantiene unos segundos y luego se vuelve la posición anterior.
No olvidemos que estas formas de saludo son parte de la tradición de nuestro deporte y que son señas de identidad para los judokas. Son el reflejo de nuestra mentalidad y una referencia al origen japonés de nuestra disciplina.
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